Un trinomio inseparable

Publicado: Miércoles, 29 Agosto 2018

Roma, 29 agosto. Éste es el tercer día del Capítulo general de los Frailes Capuchinos. El programa prevé dos momentos importantes: la relación económica y la liturgia eucarística presidida por Mons. José Rodríguez Carballo, secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA).
La primera parte de la mañana fue dedicada a la escucha de la relación económica presentada por el Ecónomo general de la Orden, fr. Alejandro Nuñez Ennabe. El joven ecónomo, originario de América central, en el comienzo recuerda que la economía de la Orden debe ser caracterizada por la trasparencia, que también debe cualificar nuestra vida personal y fraterna, y la corresponsabilidad de todos los hermanos en la gestión de los bienes de la Orden.
El texto de la relación resulta articulado con mucha claridad en tres partes: en la primera se expone la organización del economato general, con sus varios entes, casas e instituciones, sistema contable y gestión de la Oficina. La segunda parte es dedicada a los hechos económicos y administrativos del sexenio. La tercera, contiene las recomendaciones para los próximos años. Fray Alejandro expuso su relación con claridad y competencia, acompañando los números con gráficos y esquemas proyectados en la pantalla en powerpoint. Al terminar, el caluroso aplauso de los capitulares subrayó la corrección de la relación y la aprobación de lo realizado.

Al acercarse al mediodía, luego de la relación económica, fue el momento de la Eucaristía concelebrada por los capitulares y presidida por Mons. José Rodríguez Carballo, español de 65 años, actual secretario de la CIVCSVA, y anteriormente Ministro general de los Frailes Menores (2003-2013). La liturgia recuerda hoy el martirio o decapitación de San Juan Bautista. Las lecturas, quizás en homenaje al presidente, fueron proclamadas en lengua española. De todos modos, el presidente se dirigió a la asamblea en italiano, y fue traducido simultáneamente al inglés. La homilía, inspirada en las dos lecturas, se sintetiza en el trinomio: verdad, profecía y esperanza. La verdad, que Juan siempre anunció con su predicación, sin temores humanos y con coraje, sobre todo en la circunstancia que determinó su martirio en las manos de Herodes. La profecía, que el Precursor testimonió antes que con la palabra, con la vida y no con palabrerías ideológicas. La esperanza, que debe acompañar siempre el anuncio del Evangelio de Jesús, que es un Evangelio de alegría, sin dejarnos arrastrar del pesimismo o de un realismo fatalista. Verdad, profecía y esperanza que deben además acompañar los trabajos del Capítulo, dejándose guiar dócil y confiadamente del Espíritu.